AMIMONA es un elogio a la memoria del lugar, donde propongo investigar y recrear la vida en Chillida leku antes de que las esculturas se instaurarán ahí. Recordar el lado humano, con sus conflictos, de un pasado que aún vive en nosotras. Traerlos al presente, al contexto actual planteando la pregunta de ¿Cómo conviven estas dos realidades? Propongo reflexionar sobre otras formas de habitar el territorio recuperando esa herencia cultural, vinculado a lo rural. Un pasado que está desarraigado en muchas de nosotras y que es hoy un anhelo, una búsqueda y una esperanza.
Chillida leku es un contexto íntimo para mí, con un pasado muy concreto, donde habitan las memorias de la vida de mi abuela, sus familiares y las otras tres familias, a cual más pobres que vivieron, bajo la renta de un Marqués, hasta 1930 en el caserío del museo. Puesto que el cuerpo de mi abuela, ya reposa en la tierra, esta es una oportunidad para investigar desde la memoria y el archivo que está somatizado en el cuerpo de ese lugar.
Planteo un trabajo de documentación e investigación que me lleve a un proceso de creación performática. Pasar tiempo en el territorio, recordar la memoria y desde ahí, atender a las imágenes que me va evocando la experiencia, para ir con ellas construyendo el imaginario performático. Un diálogo entre arte, memoria y ruralidad. Grabar video, sonido, escribir, performar, pintar… estar de alguna manera en ese híbrido, la creatividad puesta al servicio de diferentes disciplinas, para sumar y entender cómo cada lenguaje artístico comparte una misma realidad.