A través de su obra, Emmy Skensved investiga cómo el intercambio social y la interdependencia son necesarios para la supervivencia humana. Se siente atraída por el formato de los equipos “para exterior” o “de aventura”, debido a cómo esos objetos hablan de la supervivencia y se relacionan directamente con el cuerpo en su escala, forma o uso previsto. Para sus instalaciones, cose meticulosamente a mano formas parecidas a sacos de dormir, hamacas y similares, y las dispone de manera que representen reuniones sociales o intercambios entre personas.
Durante su estancia en Tabakalera, Skensved creará una serie de esculturas a gran escala, fabricadas con armazones de aluminio y tejidos sintéticos, titulada “Arquitectura de Intersubjetividades”. Estas piezas harán referencia a diversas estructuras desplegables, incluidos diferentes tipos de refugios portátiles, como tiendas de campaña y hamacas de pared.
Para este proyecto, Skensved encuentra su inspiración en estudios realizados por la psicóloga Erica Boothby sobre la empatía y el poder de la experiencia compartida, además de las reflexiones del filósofo Byung-Chul Han sobre la comunidad y el ritual, así como la obra escrita del teórico Carlos Vara Sánchez sobre el sentimiento de grupo y el afecto.
Mientras que sus instalaciones anteriores tocaban los temas de la pertenencia o hacían referencia al intercambio social, esta nueva serie está destinada a facilitar el encuentro y la comunión, encarnando efectivamente los asuntos que Skensved pretende abordar.