Atlal, Djamel Kerkar, Argelia, Francia, 2016, 111’, VOSE.
En este primer trabajo, Djamel Kerkar comienza con el dolor que llevó la muerte a Argelia a lo largo de la década de los noventa. En pantalla, borrosas y débiles imágenes en VHS tomadas en 1998, mirando de cerca a cada detalle, y todavía asombrado, al campo de ruinas golpeado por el viento: hierbas salvajes proliferando entre montones dispersos de cemento y montañas de chatarras herrumbrosas. Estamos en Ouled Allal, una pequeña aldea que, en otoño de 1977 atestiguó una intervención militar, que todavía se recuerda con tristeza, y que acabó destrozándola. Después vemos Ouled Allal en la actualidad. Silencio, siempre, pero la hierba salvaja, más gruesa, más densa continúa creciendo a lo largo de los nuevos edificios que se erigen desde el suelo o que están todavía en construcción, a modo de siluetas fantasmales.
Un paisaje en el las caras y las historias de los hombres se inporporan uno por uno. Los discursos que se van desplegando lentamente cuentan historias, manteniendo ocupadas generaciones. Fuera de un terreno tan improductivo, se puede ver un dibujo, de un tiempo a otro, de todo un mundo acosado por las guerras, entorpecido, atrapado entre las heladas memorias de las luchas de antaño, y de lo imposible, la memoria confiscada de la muerte, de masacres que quedaron impunes. ¿Recordando? ¿Marchándose? Un mundo cuya historia todavía se está escribiendo a cuyas revueltas, deseos y sueños solo pueden encontrar un lugar en canciones, o en tres letras escritas en un muro, MCA, Algier’s glorious club. Y donde menos visibles son las ruinas de la sociedad, las palabras no dichas, sus derrotas y la frustación de la juventud de hoy, quedan por descubrir. Las ruinas del título: Atlal.
Elena López Riera
En este primer trabajo, Djamel Kerkar comienza con el dolor que llevó la muerte a Argelia a lo largo de la década de los noventa.