Conferencia de Erick Beltrán

La relación que existe entre el conversador y el contexto implica una sincronía de velocidad. La sobremesa es una plática que sigue lo interno, es pausada pero constate: es una digestión. El café, el cacao o el tabaco nos ayudan a entrar en el ritmo necesario para comenzar el día o una conversación. Cada estimulante nos arroja a una velocidad específica y por tanto, hacia un discurso de distintas revoluciones. Los místicos y chamanes también sintonizan a través de sustancias sagradas.

Un mundo con cambios de velocidad implica que existe varias presentaciones de lo real al unísono, pero en ordenes paralelos, y que para acceder a ellos necesitamos saltar de un orden a otro.