Conferencia de Núria Gómez Gabriel + Ghost dance (Ken McMullen, Alemania, UK, 1983)

18:00 CONFERENCIA: Núria Gómez Gabriel: Aquí y ahora, creedme, creednos, nosotrxs, los fantasmas  (Presencial y ONLINE en online.tabakalera.eus).

Aquí y ahora, creedme, creednos, nosotros, los fantasmas es una conferencia performativa donde la investigadora y comisaria Núria Gómez Gabriel (Barcelona, 1987) pone en relación la película Ghost Dance, dirigida por Ken McMullen y protagonizada por Pascale Ogier en 1983, con reflexiones filosóficas sobre hauntología, imaginación gótica y cultura visual. La propuesta combina referencias del ámbito del cine, a teoría y la actualidad de las artes escénicas a través de estrategias narrativas que desdibujan los límites entre la performance curatorial i la conferencia académica.

19:00 PROYECCIÓN: Ghost dance, Ken McMullen, Alemania, Reino Unido, 1983, 100’ (Presencial)

JB/VO FR, Azp/Sub ES

Esta película es como una invocación. Esta película es como un tratado breve de filosofía, historia, psicoanálisis, literatura y fantasmas. Pascale se llama Pascale y es una estudiante de antropología de la universidad que ha dejado de ir a clases porque se ha cansado de las palabras. “Demasiadas palabras”, dice. Y se va. “Fuck you. Estoy hasta. Voy a venderlo todo. Me voy. No intentes encontrarme”, dice Pascale.

La película se recordará siempre por el momento en el que Pascale Ogier y el filósofo Jacques Derrida se juntan en el café Le Select de París para hablar de espectros. Podría ser una secuencia sacada de una película de Eustache, una de esas conversaciones en las que la vida, las dudas y la existencia toman dos cuerpos.

Pregunta Pascale:

- Quería hacerle una pregunta. ¿Cree en los fantasmas?

Responde Derrida:

- No lo sé. Es una pregunta difícil. Le preguntas a un fantasmas si cree en los fantasmas.

Y hablan entonces del cine como el arte que permite que los espectros vuelvan.

Más tarde, es Derrida quien pregunta a Pascale:

- ¿Y tú? ¿Crees en los fantasmas?

Y ella responde como si lo hiciera desde el más allá.

- Sí. Sin duda.

En esta película Pascale parece alguien que ha vuelto. ¿De dónde? No queda claro, pero la distancia física es evidente. Camina entre las ruinas de una fábrica como una aparición. Esa intermitencia de su personaje le acompaña durante todo el metraje. Es una intermitencia que acompaña también el argumento, que sobreexpone muchas ideas como si en realidad fuera un libro de apuntes filosóficos más que una narración: dos chicas jóvenes, Pascale y Marianne, de las que apenas sabemos nada, se encuentran e inician un extraño viaje físico, mental y discursivo.

Ken McMullen es ambicioso en su deseo de combinar ficción cinematográfica con ensayo sobre mitos, memoria, cine y presencia de los muertos. Quizá la mezcla no termine de funcionar del todo, y hoy en día nos llega sobre todo como una rareza y como un álbum de grandes figuras que ya no están en este mundo. Pero hay que reconocer que la película tomó sus riesgos, probó a mezclar capítulos y materiales, y lanzó ideas brillantes, como toda la secuencia en la que se relaciona lo fantasmas con lo electrónico. Hay algo de visión en esa tesis que anticipa un futuro donde los muertos vivientes se relacionan entre sí a través de las ondas electrónicas.

Hay más momentos que vistos ahora parecen anticipar “lo que estaba por llegar”. Derrida siempre dijo que los fantasmas venían del futuro y no del pasado. Pascale visita en cementerio de Pére-Lachaise de París para recordar La comuna. Habla con Marianne de los combatientes muertos, del muro de los fusilados, del sentido de aquella lucha. Es el cementerio en el que está la tumba de Pascale, pero entonces nadie era capaz de imaginarlo. La propia película confirma así su propia tesis: solo el cine es capaz de unir todos los tiempos, el de los muertos y el de los vivos.

Pascale mezcla el inglés y el francés en sus diálogos. Uno puede empezar a imaginar las películas que hubiera podido filmar más allá de Francia. Y, por fin, Pascale baila. Minuto 56: después de contar un leyenda tribal, Pascale inicia algo que llama “el baile de la serpiente”. Un trance que parece conectar lo antiguo y lo moderno. Un baile que anticipa el baile final.