Después de la salida de la fábrica

Después de la salida de la fábrica parte de las escenas fuera de plano que siguen a dos películas que inauguran la historia del cine en 1895: La llegada de un tren a la estación y Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon de Louis Lumière.

Tómese el caso de La llegada de un tren a la estación. Cuando se proyectó por primera vez en un salón parisino en 1895, los/as espectadores/as se levantaron y salieron por la puerta despavoridos. Con la perspectiva del tiempo, podría decirse que interpretaron bien: al ver que el tren del progreso se les venía encima, decidieron que lo mejor era apartarse y dejar de mirar.

O tómese la segunda película, Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon. Las obreras traspasan el portón de la fábrica en grupos de dos, tres, cuatro y hasta cinco, y desaparecen rápidamente a izquierda y derecha. Lo que pasa a continuación, el después de la salida de la fábrica, no lo vemos, sólo podemos imaginarlo: esas mujeres se dirigen a sus casas a cuidar de sus familias, van a pasear y ver escaparates con sus amigas, o tal vez vuelven a casa para no volver nunca más a la fábrica porque ésta ha cerrado, porque las han jubilado o porque han decidido no volver. O tal vez no. Tal vez marchan a la calle a manifestarse o se dirigen al cine a ver una película. En la oscuridad de la sala olvidarán por un rato que a la mañana siguiente les toca madrugar.

Después de la salida de la fábrica es un programa de actividades que acompaña al proyecto Mañana Goodbye. Un total de cuatro encuentros. Cada uno de ellos parte de una escena posible del “después de la salida de la fábrica”. En todos se verán películas. También se dejará de verlas un rato como mejor manera de prestar atención. Después de la salida de la fábrica tiene como objetivo hablar de asuntos como cine y trabajo, trabajo y género, experiencia y memoria, sujeto individual y sujeto colectivo o lo productivo y lo improductivo.