Adrià Julià parte en este proyecto de una colección de fotografías de iglesias románicas, de la circulación y el tráfico de...
El conocedor de arte se parece al detective que descubre al perpetrador de un crimen (o al artista detrás de una pintura) con base en la evidencia que es imperceptible para la mayoría de las personas.
Carlo Ginzburg, Clues, Myths and the Historical Method
Los relatos cruzados que conforman Hot Iron Marginalia de Adrià Julià remiten al argumento de Carlo Ginzburg quien afirmaba que es a partir de la observación de signos rezagados y vestigios de evidencia que se puede entender cómo se articula y organiza el conocimiento. En este sentido, el artista parece establecer una metodología para leer la historia a contrapelo a partir de la detección e identificación de una serie de detalles al filo de la mirada: el desprendimiento de superficies y partículas, la recuperación de inscripciones y graffitis, la recurrencia del número 69, los entrenamientos deportivos o el ascenso y descenso de escaleras proveen ciertas pistas para leer las implicaciones políticas que se vislumbran detrás de intercambios artísticos y desplazamientos culturales, así como sus efectos sobre el paisaje social.
Julià parte de una colección de fotografías de iglesias románicas, de la circulación y el tráfico de obras, de la espectacularización del conflicto y del paisaje, para recuperar las notas marginales que permiten analizar las coincidencias y fricciones entre los relatos históricos y las narrativas mediáticas. Los reflejos asimétricos que parecen transferirse de una pieza a otra a lo largo de la muestra, proveen ciertas pistas para llevar a cabo una lectura reversible de sus partes y volver a interpretar cada una de sus partes.
Magali Arriola
Crítica de arte y comisaria independiente