El mundo del trabajo ha experimentado ostensibles transformaciones en las últimas décadas. Tal y como nos cuenta Jonathan Crary, vivimos en la sociedad 24/7, una sociedad en la que la posibilidad de producción y de consumo ya no tienen límites (1). Si en la fábrica fordista el tiempo de trabajo, el tiempo de ocio y el tiempo de sueño estaban claramente delimitados, estos límites se han diluido por completo como consecuencia de la revolución digital.
La invención de Internet junto con la de los dispositivos tecnológicos como PCs de sobremesa, portátiles, tablets y smartphones, han dado como resultado, que esferas antes claramente diferenciadas como público-privado, real-virtual, producción-consumo o trabajo-ocio, hayan sido subvertidas dando forma a un nuevo escenario que difiere del pasado.
En este nuevo escenario la disponibilidad al trabajo es absoluta. El dispositivo móvil se ha convertido en la nueva fábrica, y la imposibilidad de cerrar los ojos y dejar de teclear, de hacer una pausa, de desconectarse, cada vez es mayor. De día y de noche, en el puesto de trabajo, pero también en casa, en el bar, en el parque o en el metro, seguimos trabajando. En la sociedad 24/7, no hay sirena que anuncie la salida de los/las trabajadores/trabajadoras de la fábrica.
(1) Crary, Jonathan. 24/7. Late Capitalism and the Ends of Sleep. London: Verso, 2013.
El mundo del trabajo ha experimentado ostensibles transformaciones en las últimas décadas.