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La ciudad oculta, Víctor Moreno, España, 2018, 80'
Invitado: Víctor Moreno, cineasta.
Si en su película anterior, Edificio España (2012), el cineasta Víctor Moreno retrataba la memoria arquitectónica y social de un edificio emblemático de la capital, su nuevo trabajo sigue centrándose en Madrid y en su urbanismo, aunque en este caso en su dimensión más desconocida: el territorio del subsuelo de la gran ciudad. El sueño de la técnica, desplegado hacia la exploración del espacio sideral, ha motivado también un movimiento inverso: la apertura de un mundo subterráneo. Bajo la ciudad moderna se extiende un vasto entramado de galerías, túneles, tuberías, alcantarillas, suministros de luz, agua, gas, teléfono, redes de transportes y estaciones subterráneas, zonas de ocio y consumo… Una inmensa telaraña sobre la que se asienta, y de la que depende, la ciudad visible; un espacio funcional e imprescindible, pero también un ámbito simbólico, una esfera oculta: el inconsciente de la ciudad.
“Nunca antes había visitado el subsuelo de una gran ciudad, aunque siempre me había llamado la atención descubrir todo ese universo soterrado. Lo positivo de adentrarme en este mundo oculto es que iba a retratar un lugar que apenas había sido filmado. Esta circunstancia me dio la oportunidad de entender lo que allí sucede como una posibilidad de creación y transformación. Es decir, apenas existe un imaginario del subsuelo de una gran ciudad, por lo que me sentía como un explorador en un territorio desconocido. Esto me llevó a pensar en el concepto de heterotopía de Michel Foucault y la idea de trabajar con espacios que existen pero que desconocemos a pesar de estar próximos a nosotros. A partir de esta premisa, pensé en el sentido profundo de un lugar que no deja de ser un territorio que hemos conquistado a la naturaleza.
Desde este planteamiento teórico, me planteé abrir con fuerza el cuerpo de la metrópolis y tratar de encontrar en su interior el alma. Casi como el vuelo de un ave, asomándome a un lugar en el que siento que están condensados gran parte de las problemáticas del tiempo presente. Un mundo profundamente humano pero que, sin embargo, se nos presenta deshumanizado. Como si el ser humano hubiera perdido cualquier posibilidad de cambio y estuviera definitivamente disuelto en su propia creación. A partir de este viaje por nuestro propio mundo, que no deja de ser el inconsciente de una gran ciudad, la película fue adoptando la forma de una sinfonía urbana.
La cámara avanza siempre con movimientos suaves y ondulantes y el montaje juega a desubicar al espectador. De esta forma, quería trabajar cierto imaginario del sueño, convirtiendo las escenas en una danza fluctuante entre lo real y lo imaginario, entre el documental y la ciencia ficción, entre lo consciente y lo inconsciente.
La ciudad oculta es una deriva, pero no solo por un espacio concreto, sino también por un estado de ánimo. Un viaje alucinado en un territorio inexplorado. Y la película es una propuesta experiencial: una invitación a asomaros a un túnel oscuro y descubrir nuestro propio abismo, por mucho que nos empeñemos en vivir bajo bóvedas de acero y hormigón. Sólo la naturaleza parece frenar nuestro anhelo de control”.
Víctor Moreno.
Bajo la ciudad moderna se extiende un vasto entramado de galerías, túneles, tuberías, alcantarillas, suministros de luz, agua, gas, teléfono, redes de transportes y estaciones subterráneas, zonas de ocio y consumo.
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