¡No tengas miedo al cómic!

Nada mejor que las palabras de la propia Conxita Herrero para animaros a participar en el taller: 

“Me acuerdo de cuando yo creía que no era dibujante de cómic porque nunca había dibujado ningún cómic. Por mi carácter algo inconsciente, un día peregrino de no hace muchos años debí de venirme arriba y debí de sentarme en una silla y debí de dibujar el primer cómic que hacía en mi vida. Tenía tres páginas e iba sobre una chica que se quedaba embarazada de una cebolla. El tiempo pasaba y la chica paría una cebolla. Los médicos que la atendían se asustaban y mataban al bebé-cebolla cortándolo por la mitad. La chica lloraba por la pérdida, y los médicos lloraban porque cuando cortas cebolla lloras. 
Recuerdo que antes de dibujarla lo único que tenía era la historia pensada, unas láminas, unos rotuladores, una mesa, una silla y dos manos. Después de dibujarla tenía lo mismo más una historia corta dibujada en cómic. Supongo que debí de decidir que no había sido un trago tan difícil y que había resuelto con más o menos éxito mi propósito inicial; que era dibujar un cómic.

A partir de entonces se me ocurrieron algunas historias más y fui repitiendo este mismo procedimiento. Conforme el tiempo iba pasando iba aprendiendo algunas cosas, se me presentaban problemas nuevos y se me iban descubriendo soluciones nuevas para resolverlos. Imagino que podría decirse que, conforme el tiempo iba pasando, yo me iba convirtiendo cada vez más en dibujante de cómics.

Ahora, después de algunos años, se supone que soy tan dibujante de cómics que puedo ir a un sitio a dar un taller sobre cómo hacerlos. Alguien me ha legitimado para hacer esto y el mundo es un lugar extrañísimo. La cosa es que yo, en realidad, sigo un poco como al principio: sigo teniendo única y exclusivamente algunas historias pensadas, algunas láminas, algunos rotuladores, una mesa, una silla y dos manos. El miedo a no saber hacerlo, a no saber resolver mi propósito narrativo, a no estar segura de si lo que yo tenga que decir tendrá interés para alguien sigue estando ahí, exactamente igual que el día en que todavía no había dibujado un solo cómic en mi vida. Me imagino que cualquier persona que decida venir al taller estará en una situación parecida a la mía, a la de entonces y a la de ahora; y como tener miedo es una mierda -siempre-, decide venir para desgranar un poco esto. Yo la historia del miedo la tengo fresca; quiero decir, la enfrento todos los días un montón de veces. Creo que tengo experiencia en esto y que es algo sobre lo que puedo conversar y tratar de generar soluciones: del mismo modo que estoy diciendo que tengo un montón de miedo os diré que también, por suerte, encuentro un montón de soluciones al miedo. Y esto es lo que trataremos de hacer en el taller: encontrar soluciones (estilísticas, narrativas, formales, inventadas, etc). Y alejarnos un poco del miedo a dibujar cómics”.