Vole, vole tristesse + Ste. Anne

Vole, vole tristesse, Miryam Charles. 2015. Canadá, Haití. 6’

Una explosión nuclear ha provocado que todos los habitantes de una isla pierdan su voz y que al recuperarla todos tengan la misma. Este incidente ocasiona varios problemas entre la población: la Policía ha perdido por completo su autoridad, un director de orquesta se frustra al no conseguir crear composiciones bellas, las conversaciones telefónicas no tienen sentido. Una periodista finlandesa aterrizará en la isla con la intención de entrevistar a un ermitaño que conoce mejor este inquietante suceso. Este cortometraje, dirigido por Myriam Charles y filmado en Haití, se mueve entre la ciencia ficción y el documental. 

Ste. Anne, Rhayne Vermette. 2021. Canadá. 80’

Renée vuelve a su casa natal tras cuatro años de ausencia. Allí se reencuentra con su hija, Athene, a quien su hermano ha criado durante ese tiempo. En esta casa rural familiar, Renée no deja de acordarse de Ste. Anne, un pueblo de Manitoba, que conocemos a través de una fotografía que enseña a su hija. Rhayne Vermette, en su ópera prima, explora la historia de una familia para trazar el retrato de un territorio, en el que también la comunidad Métis ocupa un lugar central. El resultado es hechizante tanto por la textura de los planos como por el misterio que desprenden.