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Residente: Maki Nishida
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Cuando hablamos de San Sebastián hay un tema absolutamente ineludible: la gastronomía. El llamado poteo, los pintxos, los restaurantes con estrellas Michelín... Sin embargo, pocos extranjeros conocen lo que subyace bajo esta famosa cultura gastronómica. Son las sociedades gastronómicas, unos clubs de cocina para hombres, únicos y esenciales para la cultura y la identidad de la ciudad, además de para su tradición culinaria. Ciertamente, las señales «Privado» en los oscuros pasillos entre los bares de pintxos sólo se vuelven visibles una vez que ya se ha empezado a saludar a los vascos allí reunidos y algún local termina informándote sobre la cerrada comunidad. Las sociedades comenzaron como un lugar de encuentro para trabajadores procedentes de la zona rural, con el fin de revivir los aspectos positivos de la vida comunitaria en la ciudad; desde entonces, han desempeñado un papel esencial en el plano comunitario y cultural de San Sebastián. Particularmente durante el régimen de Franco, han sido un núcleo fundamental para la conservación del lenguaje y la cultura vasca, y especialmente su tradición culinaria. Se rescataron y transmitieron varias recetas y la innovación floreció, debido al entusiasmo con el que la gente experimentó con sus ingredientes para crear nuevos platos.
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Cuando hablamos de San Sebastián hay un tema absolutamente ineludible: la gastronomía. El llamado poteo, los pintxos, los restaurantes con estrellas Michelín... Sin embargo, pocos extranjeros conocen lo que subyace bajo esta famosa cultura gastronómica. Son las sociedades gastronómicas, unos clubs de cocina para hombres, únicos y esenciales para la cultura y la identidad de la ciudad, además de para su tradición culinaria. Ciertamente, las señales «Privado» en los oscuros pasillos entre los bares de pintxos sólo se vuelven visibles una vez que ya se ha empezado a saludar a los vascos allí reunidos y algún local termina informándote sobre la cerrada comunidad. Las sociedades comenzaron como un lugar de encuentro para trabajadores procedentes de la zona rural, con el fin de revivir los aspectos positivos de la vida comunitaria en la ciudad; desde entonces, han desempeñado un papel esencial en el plano comunitario y cultural de San Sebastián. Particularmente durante el régimen de Franco, han sido un núcleo fundamental para la conservación del lenguaje y la cultura vasca, y especialmente su tradición culinaria. Se rescataron y transmitieron varias recetas y la innovación floreció, debido al entusiasmo con el que la gente experimentó con sus ingredientes para crear nuevos platos.

Una característica significativa de las sociedades es que sus estatutos tradicionalmente prohíben toda clase de discusiones políticas en el local. Se podría argumentar que el mero hecho de reunirse ya es político; aun así, la prohibición de mantener discusiones de esta índole resulta interesante, ya que en consecuencia ha servido para proteger el espacio y favorecer su continuidad como lugar activo y válido para debatir sobre todo tipo de asuntos. Lo cual es altamente sugerente en la sociedad contemporánea, donde todo tiende a politizarse con el fin de atraer la atención y «sonar bien», y en cambio se está volviendo cada vez más despoetizado. ¿Se puede ser político sin hablar de política, y si es así, cómo? ¿Se puede ser poéticamente político, en lo más mínimo siquiera?

Investigar la forma de ser de las sociedades podría aportarnos una posible respuesta y arrojar nueva luz sobre nuestra manera de aproximarnos a las cuestiones de hoy día y la relación entre la vida urbana y la comunidad. Por ello, he elegido las sociedades como tema de investigación, para explorar el concepto, su historia y modo de operar, además de la manera en que funciona en la sociedad donostiarra actual. Me gustaría asimismo observar lo que se ha rescatado con el correr de los años, como recetas, literatura y poesía.

Desde Ascona a Gordon Matta-Clark y Rikrit Tiravanija, los artistas hace tiempo que se han interesado por la comida en su práctica artística; particularmente cuando piensan sobre e intentan relacionarse con la comunidad en la que viven. El restaurante FOOD de Matta-Clark y Goodden, por ejemplo, fue clave en el desarrollo de la comunidad creativa de SoHo a comienzos de los 70. Debido a mi interés en la vida comunal y en el papel de la comida en la sociedad, he investigado la relación histórica entre los artistas y la comida, y trabajado con creadores que emplean comida y materiales comestibles para encontrar un modo de intervenir en su contexto vital y negociar tácticamente con la sociedad. Ahora, al objeto de continuar esta investigación desde una perspectiva diferente, estoy investigando las sociedades y su funcionamiento como un experimento comunitario «real». ¿Qué podríamos aprender de ellas nosotros, los y las comisarias y artistas que intentamos comunicarnos con el mundo a través del proceso culinario? ¿Cómo reaccionamos ante ellas, y sería posible para nosotros/as responder con nuestra visión?

 

Documentación

 

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Año
2016
Tipo Agrupación
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No
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