En su proceso de trabajo existe una relación directa con el cuerpo, la escala humana y su morfología; sin embargo, el aspecto formal de las obras huye de una representación puramente antropomórfica para unirse más con la materialización de formas claras, geométricas y precisas. La última etapa de su trabajo atiende a sus propios deseos, intentando atraparlos, pensando en si eso será posible y, en caso afirmativo, si merecerá realmente la pena capturarlos. Surge la duda de si dicha acción se trata para someterlos o, someterse a ellos de algún modo.
Para este nuevo proyecto como residente 2021 en Tabakalera, pretende realizar un conjunto de obras que parten de fetiches, signos y símbolos para abordar el potencial formal, funcional y metafórico del amarre, observando la manera de operar de los cepos como sistemas estructurales de organización
