Arbusto Ardiente tiene como origen una residencia llevada a cabo en 2015 por Amaia Urra en el jardín paisajista del Parque Jean-Jacques-Rousseau de Ermenonville en Oise, París, donde el filósofo vivió sus últimas semanas. La pieza parte de la lectura y reescritura de distintos manuales de botánica para proponer una nueva catalogación de plantas que escapan a las categorías objetivables de la ciencia en favor de clasificaciones vinculadas con la cultura popular y otras lógicas semánticas, formales y afectivas. Como otras obras de Amaia Urra, esta pieza se centra en el lenguaje y la acción de nombrar las cosas, así como en la dificultad que esto entraña.
Más que una acción, Arbusto Ardiente se presenta como una situación o un paisaje. El sonido de la voz interviene y se camufla en la vegetación, evocando escenas propias de las novelas románticas, o albures Mexicanos, mientras la percepción de la voz se transforma gracias a la repetición, provocando desplazamientos del sentido.
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