Chante ton bac d'abord, David André, Frantzia/Francia, 2014, 82 min. JBA es / VOSE. DCP
Un grupo de adolescentes de una ciudad de la costa francesa está a punto de terminar el instituto y canta la banda sonora de su vida: las dudas, la incertidumbre, los sueños, el futuro...
CHANTE TON BAC D'ABORD
Boulogne-sur-Mer, costa norte de Francia, junto al Canal de la Mancha, una pequeña ciudad en tiempos de crisis, lejos de la capital, lejos de cualquier lugar que pueda parecer interesante. Todo comienza con un concierto en uno de los bares de esta ciudad, una discoteca, el baile, unos jóvenes mirándose, una llamada de teléfono, “Mamá, te prometo que no voy a volver tarde a casa”, unos jóvenes caminando de madrugada por mitad de la carretera. Amanece y la voz en off the Gaëlle nos dice que esta película va a contar su vida, su propia vida, la vida de su familia, la vida de sus amigos en su último año de colegio. Y después, Gaëlle, montada en el autobús de vuelta a casa, canta la primera canción de este documental musical. Canta, sí. Documental musical, sí. Porque esta película es un ejercicio de libertad total, más allá de las convenciones de los géneros. Porque esta película es un ejercicio de escucha total: ¿de qué vale preguntarse qué les sucede a las y los jóvenes de 17 años si después no se les deja contar qué les pasa? Y contar en este caso, en esta película, es cantar: un grupo de amigos viven y cantan para la cámara sus relaciones de amistad, de familia, sus miedos, su imaginario, sus dudas sobre todo lo que sucede y lo que está a punto de acontecer en sus vidas...
Canción 1: “Si tienes 17 años / o si alguna vez los has tenido / Si todavía eres un niño / O si ya no crees en nada / Es la historia de nuestros 17 años / Es la historia de nuestros padres / Es la historia de la persona en que te has convertido...”.
Gaëlle -la aspirante a artista-, Nicolás -el poeta-, Alex -a quien las cosas no le van bien en el colegio-, Caroline -que está pasando un año difícil... Canción a canción, himno a himno, vamos conociendo al grupo y vamos involucrándonos en sus inquietudes y en su día a día. Y como sucede con todo gran musical, cada vez las canciones emocionan más, pues al tercer o cuarto tema los espectadores formamos ya parte de ese universo que todos alguna vez hemos vivido. El futuro es lo que está lejos, lo que no se tiene, lo que está por llegar, la gran ciudad, lo desconocido, los encuentros y aventuras que vendrán. El presente es tener 17 años y que todo vibre a nuestro alrededor...
Es cuando Gaëlle recuerda un verso de Rimbaud que sirve para marcar el tono y la luz de esta película:
“Nadie es serio a los 17 años / Una hermosa tarde, harto de cervezas y de limonadas / De cafés ruidosos con lámparas brillantes / Caminas bajo los verdes tilos del paseo”.
Podría ser una canción, sí. Y uno puede imaginarse al joven Rimbaud como protagonista de esta película, con sus auriculares, su perfil de Facebook, sus mensajes de teléfono móvil, sus cigarrillos urgentes. Un joven más, uno más del grupo, alguien que busca, alguien que necesita cantar cada vez más alto para explicar todo eso que sucede en el interior de los cuerpos -cuerpos atómicos- cuando están a punto de ascender. “I'm not down, I'm not down”, gritaban The Clash. Y suena ese tema en la pantalla y todos los espectadores formamos ya parte de ese grupo, que podría ser el nuestro. Y sucederá, al menos a mí me ha sucedido, que después del ver la película, un día, un día cualquiera, nos preguntemos como uno se pregunta sobre las cosas que han formado parte de uno: ¿Qué fue de los jóvenes de Boulogne-sur-Mer? ¿Qué estarán haciendo ahora? ¿Qué sucederá con sus vidas? ¿Qué tema estarán cantando ahora?
Víctor Iriarte - Responsable del Programa Audiovisual de Tabakalera
Un grupo de adolescentes de una ciudad de la costa francesa está a punto de terminar el instituto y canta la banda sonora de su vida: las dudas, la incertidumbre, los sueños, el futuro...