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Conflictos, guerras, movimientos sociales, luchas de los más desfavorecidos... Los cómics también son una imprescindible ventana para conocer la situación actual.
David Zapirain ha hecho una selección de cómic social que estará visible en Ubik. ¿En qué criterios se ha basado? ¿Cuáles son los títulos imprescindibles? Ven a la presentación y conocerás estos extraordinarios títulos. También los podrás llevar en préstamo.
A Harlot´s Progress, de Hogarth; Histoire en estampes, de Töpffer: los temas sociales se encuentran en el mismo nacimiento de los relatos modernos mediante imágenes. Del mismo modo, podemos decir que en la medida en que el desarrollo de las mismas no se enmarca en el academicismo, la mera aparición de la técnica del cómic también en un tema de índole social. Además, no podemos olvidar la naturaleza crítica y satírica de estos nuevos relatos a través de dibujos. Por lo tanto, la función social no es algo que se pueda desgajar de la aparición del cómic.
Además, la naturaleza social de los cómics no la van a marcar únicamente la oferta y la demanda; también la determina la relación o la implicación entre artista y lectorxs. Al fin y al cabo, ¿qué es “lo social”?. Tito y Tif de Xaudaró, Tintín au Congo de Hergé, o Les aventures de Manzana et Patxaran de George y Viollie,.. son explícitos ejemplos de obras que reflejan valores sociales de una época y / o de sus autores. Es decir, aún no apareciendo ninguna intención crítica, o por la ausencia de la misma, la expresión artística no deja de ser social, puesto que ayuda también a la comprensión tanto de la sociedad en la que se expresa como a la identificación de la ideología hegemónica aceptada. Por lo tanto, relatos como 1984 Grenada, publicado por la CIA para justificar la invasión de esa isla, o enviar a Suicide Squad vía cómic a combatir el sandinismo, son herramientas que refuerzan la implantanción de una ideología determinada en la sociedad. Porque, como decíamos, el cómic no es neutral, como no lo es el arte en general.
Por otra parte, al hacer del dibujo la base de su comunicación, y al ser este asimilado a la literatura infantil, el cómic, y más aún su versión tebeo, puede camuflarse como algo perfectamente inofensivo. No nos extrañará que esa inocencia fuera aprovechada por, por ejemplo, V. Mora para a través de obras como El corsario de hierro o su más conocido El Capitán Trueno, sortear la censura franquista y hacer circular otro tipo de valores sociales. Logrando así que ideas en torno al género, la igualdad y los derechos humanos aparecieran con naturalidad en nuestra infancia.
Dejando los recuerdos de niñez a un lado, la potencia de los relatos sociales a través del dibujo guionizado queda de manifiesto tanto en la iniciativa Tirabirak, proyecto enmarcado en la capitalidad cultural DSS2016, o en la cita diaria o semanal con Tasio, Oroz, Olariaga, Zaldieroa e Irritzia. Si bien es casi imposible rellenar el universo que se expande entre aquella infancia y la actualidad de DSS2016, en el mismo orbitan desde SOS dossier ecológico, Makoki, El Vibora hasta cientos de dibujantes anónimxs de nuestros fanzines. Cruzándose con albumes de Sci-Fi que recogen las más insoportables distopías o que proclaman los valores sociales de igualdad a través de las reivindicaciones... mutantes.
Este insinuado universo se va llenando de recuerdos personales, pero es que cualquier selección o presentación evidencia también una biografía a través del cómic. O una cultura, si se prefiere. Lo cual, claro, también puede ser una declaración de intenciones sociales. No creemos que el trabajo de comisariado se escape a esa regla.
Por otro lado, hay autorxs que proponen una lectura crítica de la etiqueta “social” en su aplicación al cómic, pues se adjetiviza así una en exceso amplia y hasta exagerada temática, presuntamente no-ficcional. Se diluiría así la función social que juzgan inherente a lo que debería ser llamado con más precisión cómic social. Esto, evidentemente, resta fuerza a ese cómic social, a sus contenidos, pues estos se difuminan al mezclarse con temáticas particulares. Así lo afirma, por ejemplo, M. Prior en una entrevista publicada por La Vanguardia (2016-01-29) : la etiqueta comic social domestica la parte que deberia ser subversiva.
Así las cosas, pensamos que aunque cada persona exhiba o rehaga su genealogía cultural o comiquera, es decir, aunque el relato personal con el cada cual nos adornamos sea eso, personal, cuando los recuerdos o las vivencias culturales privadas se generalizan y comparten, trascienden lo individual y conforman una cultura común, y a veces popular. Astérix y las nucleares son un ejemplo magnífico en esa unión entre cómic y denuncia cultural social a través de la cultura popular.
En el listado o exposición que presentamos a continuación hemos intentando tener en cuenta todos estos aspectos. La denuncia social no se da siempre de un modo explícito; la denuncia social no trata únicamente de la sociedad inmediata; lo social puede ser también personal. Pero, sobre todo, tanto en un sentido estricto como bajo una acepación más amplia, el cómic social no es aburrido.
Con esta caracterización os presentamos esta selección, que quiere sobresaltaros, invitaros a la reflexión y haceros pasar un buen rato.
David Zapirain
David Zapirain ha hecho una selección de cómic social que estará visible en Ubik. ¿En qué criterios se ha basado? ¿Cuáles son los títulos imprescindibles? Ven a la presentación y conocerás estos extraordinarios títulos. También los podrás llevar en préstamo.