Sans toit ni loi, Agnes Varda, Francia, 1985, 105’, VOSE, DCP
La actriz Sandrine Bonnaire era una adolescente cuando protagonizó dos de las películas clave del cine francés de los años ochenta: À nos amours (1983) de Maurice Pialat, y la que hoy presentamos, Sin techo ni ley (1985) de Agnes Varda. Ambas interpretaciones merecieron el Premio César a la mejor actriz y Bonnaire se convirtió inmediatamente en icono de la juventud francesa.
En este caso, la directora Agnes Varda presenta un réquiem dedicado a Mona, una adolescente interpretada con gran fuerza por Bonnaire que deambula con su mochila y sin destino por la región de Nimes. El título es muy claro: Mona es libre, Mona es inconformista, Mona no quiere ataduras, no hay techo ni ley. Pero tanta libertad genera monstruos, sobre todo en los que rodean a este personaje. “Tú no existes”, le dirá un agricultor que le ha ofrecido una estabilidad que ella ha rechazado. Mona no existe, pero su figura en mitad de ese paisaje frío y rural es inolvidable, quizá en uno de los retratos más amargos que Agnes Varda ha realizado en toda su carrera.
“Austera, sobria, sin concesiones”, se escribió tras el estreno y el impacto provocado por la película en el público. Hoy en día es inevitable citar a los hermanos Dardenne, pues tanto Varda como los directores belgas comparten universo, tono y protagonistas: los desamparados, las sin nombre, los que viven y sobreviven en los márgenes, las que no existen. No es un documental pero podría serlo, juega a serlo, Varda nos obliga a mirar como si esto hubiera sucedió, como si hubiéramos permitido que sucediera. El resultado, una de esas películas e interpretaciones “para siempre”.
La película ganó el León de oro en el Festival de Venecia.
La directora Agnes Varda presenta un réquiem dedicado a Mona, una adolescente interpretada con gran fuerza por Bonnaire que deambula con su mochila y sin destino por la región de Nimes. El título es muy claro: Mona es libre, Mona es inconformista, Mona no quiere ataduras, no hay techo ni ley.