Magia Lucana, Luigi di Gianni, 1958, Italia, 18’
Socotra, la isla de los genios, Jordi Esteva, España, 2015, 64’
Cerramos el ciclo con una última sesión doble, la de los mundos mágicos posibles, territorios en los que los límites entre la leyenda y lo real se han borrado completamente.
Comenzamos con un documento basado en los estudios del antropólogo Ernesto de Martino sobre el sur de Italia y que recoge las tradiciones de los campesinos de Basilicata: de los rituales asociados al nacimiento, a sus lamentos funerarios, como si un círculo mágico sirviera para enmarcar la vida y la muerte.
Y seguimos con un territorio de leyenda, la isla perdida de Simbad, cuyo pobladores, en palabras de Marco Polo, “eran los más sabios encantadores y nigromantes que había en el mundo”.
La película propone un viaje a la remota isla de Socotra, en el océano índico, frente a las costas de Yemen, conocida en las leyendas de la antigüedad por ser la morada del ave Roc y del ave Fénix. Socotra no posee ningún abrigo natural y los monzones azotan sus costas, convirtiéndolas en un destino casi inalcanzable. Ese aislamiento ha preservado una flora que parece de otra era. En la isla crecen los árboles del incienso y de la mirra. Abunda el árbol de la sangre del dragón, en forma de seta gigante, de savia roja que utilizaron tanto los gladiadores del Coliseo para embadurnar sus cuerpos, como los luthiers de Cremona para dar la pincelada decisiva a sus Stradivarius.
Este viaje es como un sueño, como una puerta que se abre a un mundo que está a punto de desaparecer, a una cultura y a un idioma (el socotrí) que se emparenta con el antiguo idioma del Reino de Saba. La película acompaña a un grupo de camelleros que se dirigen a las montañas antes de la estación de las lluvias. Y por la noches, alrededor del fuego, se cuentan historias de genios y de serpientes monstruosas y es cuando ese mundo se abre, y nos abre, a otros universos posibles.
Cerramos el ciclo con una última sesión doble, la de los mundos mágicos posibles, territorios en los que los límites entre la leyenda y lo real se han borrado completamente.