No es sencillo restaurar una película. El proceso es largo, costoso y exige un nivel de especialización extraordinario. Por eso, todos los elementos parecen jugar a menudo en contra del rescate del olvido del patrimonio cinematográfico: los soportes y las emulsiones son de una trágica evanescencia, los esfuerzos en el tiempo de la investigación han de ser de una perseverancia notable y el trabajo para lograr los fondos necesarios para poner en marcha una restauración puede caer en saco roto. De modo que, cuando se encuentra una película rodada hace ahora cien años, se constata su importancia histórica desde múltiples puntos de vista y se consigue montar la financiación del proyecto, estamos sin duda ante una excelente noticia. Nos encontramos ante uno de estos felices acontecimientos.
La capitana Alegría / Pour don Carlos ha sido restaurada por la Cinemateca de Toulouse, la Cinemateca francesa y el San Francisco Silent Film Festival, con la colaboración, entre otras instituciones, de la Filmoteca Vasca. Se trata de una restauración en 4K realizada por los punteros laboratorios de Hiventy y L’Immagine Ritrovata a partir de elementos de muy distinta naturaleza conservados en la Cinemateca de Toulouse y en la Cinemateca francesa que no solucionaban el problema de la persistencia de lagunas notables. Por tanto, se ha procedido a una reconstrucción general del film y no solo a una restauración digital de los elementos mejor conservados. Esto ha conllevado una serie de elecciones que han tratado de respetar cierta política y deontología en este ámbito. Se llegó a hablar de una versión inicial de la película de hasta tres horas de duración, pero esto parece francamente exagerado y Francesca Bozzano, directora de Colecciones de la Cinemateca de Toulouse, cree que podrían faltar a lo sumo entre diez y veinte minutos de metraje, entre los que sí estaría un prólogo que habría ayudado a contextualizar.
Pocas dudas caben respecto a que La capitana Alegría es sin duda la película más ambiciosa dirigida por Musidora (París, 1889-1957), que adapta aquí la novela homónima de Pierre Benoit. Algunos historiadores como Koldo Larrañaga y Eneko Tuduri han afirmado que estamos ante el primero de los largometrajes de ficción rodados en tierras vascas (Hondarribia, Oiartzun, Peñas de Aia, etc.). En todo caso, el filme sí arroja luz sobre el talento de una cineasta total, Musidora: directora, guionista, productora e intérprete, musa de los surrealistas desde que interpretara un papel de ‘vamp’ en Los vampiros (1915) de Louis Feuillade, artista en busca de su libertad creadora al fundar en 1918 la Société des Films Musidora, colaboradora infatigable de Henri Langlois en la Cinemateca Francesa. Cabe atribuirle un papel mucho más importante en la autoría de la película por mucho que ésta aparezca firmada también por Jaime de Lasuen. Fue éste un carlista, al parecer de orígenes familiares vascos aunque nacido en Viareggio (Italia), que ayudó a documentarse sobre la Tercera Guerra carlista a Pierre Benoit y que por ello pudo también ser útil a Musidora a la hora de buscar localizaciones, complicidades locales, uniformes, etc. Su trayectoria como cineasta se limita a sus colaboraciones con Musidora, destacando mucho más su actividad como hombre de acción: condecorado por el ejército francés en la I Guerra Mundial, requeté en la Guerra Civil española y, finalmente, luchador con la Resistencia francesa en la II Guerra Mundial hasta morir en 1944 torturado por la Gestapo.
La película nos narra las aventuras de una ferviente defensora de Don Carlos a finales de 1875 y principios de 1876. La capitana Alegría no dudará en seducir, disfrazarse, mentir e incluso matar por sus ideales o por un gran amor… A Musidora no le hacía falta la seda negra de ‘vamp’ para trazar su camino como cineasta apasionada.
Joxean Fernández, director de Filmoteca Vasca.
Presentada por Franck Loiret (Director de la Cinemateca de Toulouse).
Organizador: Filmoteca Vasca
La capitana Alegría / Pour don Carlos ha sido restaurada por la Cinemateca de Toulouse, la Cinemateca francesa y el San Francisco Silent Film Festival, con la colaboración, entre otras instituciones, de la Filmoteca Vasca.