La magia no es sobrenatural, se encuentra en la posibilidad de potencia poética de los actos humanos.
La palabra, nunca da cuenta de lo que aparece. El brillo del sonido, los puntos intermedios, el círculo sin circunferencia, recorrido, búsqueda del fondo que no tiene nombre y es pura luz.
En el camino habrá luz y habrá oscuridad, pero lo que es seguro es que habrá riesgo. Aparecer en el circulo para exponerme. Conectaré la corriente, con la sala vacía, mientras suenan todos los sonidos. Encenderé cada dispositivo, y la electricidad los llenará de energía, de posibilidad infinita.
Campos electromagnéticos donde todo podrá suceder. Todas las combinaciones, inundaciones y fuegos. Empezaré desde algún lugar señalado en el mapa, un lugar al que llegué antes, mientras recorría los caminos, un lugar en el que supe que podría descansar, en el que encontré cierta armonía, pero del que salí sin dudar, para poder caminar un rato más.
Abandonaré ese lugar antes de que mi seguridad me encuentre, antes de que el miedo a no poder volver a coger aire me impida levantar las manos de las teclas. Se trata de alterar los modos y formas del pensamiento, no de satisfacer el deseo expresivo.
"El objetivo del músico será, debilitar la capacidad cognoscente humana implicada en la necesidad de sujeción, para fortalecer la vital. De este modo se permitirá que, como enseña el budismo zen, la experiencia pueda pasar a través del muro que es el ego." (Pardo, Carmen, La escucha oblicua. Una invitación a John Cage, p.41)
La magia no es sobrenatural, se encuentra en la posibilidad de potencia poética de los actos humanos.