En la obra la artista desarrolla una dramaturgia sonora en la que indaga en las formas de hacer confluir distintas voces de una misma persona. Voces portadoras de mensajes enviados tanto desde el pasado como desde el futuro, recibidos en un presente que los hace casi indescifrables.
La obra parte del encargo de hacerla convivir con una colección heterogénea de bustos. A través de altavoces de diferentes épocas, tamaños y características, concebidos como bustos parlantes, Pausa pulsar profundiza en las formas en las que conversan las múltiples voces con las que una persona habla, se habla, y crea personajes que hablan por sí mismos, y a quienes otros se dirigen. Los cuerpos sin voz y las voces sin cuerpo cuestionan los pasos imposibles de recorrer entre lo recordado y lo imaginado.
¿Cómo es la grieta entre la persona actual y sus voces pasadas y futuras?
¿Es su voz ya pasada un personaje? ¿Es su voz futura una premonición? ¿O un deseo?
¿Puede ser el recuerdo de la voz pasada la proyección del deseo?