Safari, Ulrich Seidl, Austria, 2016, 90’, VOSE (18 de marzo), VOSEU (24 de marzo), DCP
El observador Ulrich Seidl afila su cámara documental para retratar una vez más la decadencia de la sociedad europea: en este caso, apunta -y dispara- al mundo de la caza mayor en el continente africano. Sí, eso de irse de turismo a una reserva natural en Botsuana para disparar a un elefante, por ejemplo.
Si en su película anterior Seidl diseccionaba las filias y fobias ocultas en los sótanos austriacos, en este caso salimos a campo abierto. La clase alta austriaca se disfraza de color camuflaje y viaja a los resorts de lujo africanos para planear paseos cinegéticos donde cada pieza tiene su precio y su dificultad. Y cada gesto y palabra para explicar esa forma de ocio y de vida refleja “lo que en el fondo/sótano de nuestra alma somos”.
He ahí la esencia del cine documental cuasi-fotográfico de este imprescindible director austriaco: que la observación de la decadencia nos lleve al pensamiento. Y que surjan esas preguntas incómodas y críticas que ya casi nadie se atreve a hacer: ¿Sigue el sistema colonial asentado en la vieja Europa? ¿Puede el dinero comprarlo todo? ¿El acto y gesto de disparar puede entenderse como una continuación de una guerra ancestral y sin fin? ¿Es esto racismo? ¿Es esto fascismo? Seidl responde desde el cine, desde la esencia del cine, y eso es lo que más apreciamos de su provocación. Que la belleza y destrucción de una jirafa, por ejemplo, nos haga preguntarnos sobre lo que somos, sobre lo que hemos sido, sobre lo que podemos volver a ser.
El observador Ulrich Seidl afila su cámara documental para retratar una vez más la decadencia de la sociedad europea: en este caso, apunta -y dispara- al mundo de la caza mayor en el continente africano.