Twentynine Palms, Bruno Dumont, Francia, 2003, 119’ VOSE
Los que hayan llegado al cine de Bruno Dumont a través de sus últimas dos películas, las extrañas y desternillantes comedias El Pequeño Quinquin (2014) y La Alta Sociedad (2016) se sorprenderán al descubrir una primera y sustancial parte de su filmografía en la que el director francés explora los lugares más recónditos del alma humana con apabullante ferocidad. A esta primera etapa que lo situó en el mapa del cine de autor contemporáneo más radical pertenece Twentynine Palms, siendo su único título filmado en Estados Unidos y probablemente uno de los más desconocidos de su obra. Abrazando los tropos de la gran road movie americana, pero dinamitando el simbólico espíritu liberador que la caracteriza, Dumont desnuda al máximo la acción, y construye una atmósfera opresiva a plena luz del día, dejando a sus personajes –la misteriosa pareja conformada por un hosco fotógrafo en busca de localizaciones para una película y la mujer rusa que lo acompaña– a merced de sus demonios internos y de la aterradora belleza de un paisaje desértico (es interesante apuntar que The Hitch-Hiker y Twentynine Palms comparten escenario). Esa desnudez narrativa pasa también por un insólito y complejo trabajo con los cuerpos, la sexualidad y la perversión. La brutalidad latente del filme, que se hace demoledoramente palpable hacia el final del metraje, hace de su visionado una experiencia árida, fascinante y difícilmente olvidable.
**Película para adultos. Advertimos del contenido violento de algunas imágenes de este film.
En palabras de Chiara Marañón, comisaria de Carretera y manta, "la brutalidad latente del filme, que se hace demoledoramente palpable hacia el final del metraje, hace de su visionado una experiencia árida, fascinante y difícilmente olvidable".