Esta es una de esas cosas que están a punto de no suceder pero que al final suceden y suenan de fondo fuegos artificiales: llevábamos meses detrás de los archivos de RTVE del programa Último Grito en el que trabajó Iván Zulueta. Pero a veces estas gestiones son laberintos y no estaba siendo nada fácil desmarañar el asunto de los derechos, la localización de viejas cintas y el descenso a los sótanos donde se guarda la herencia audiovisual de la televisión pública. Pero lo hemos conseguido y ahora sí, podemos anunciar que el ciclo musical de verano comienza donde queríamos que comenzara: con las imágenes, dibujos y sonidos del magazine cultural-pop-musical que dirigió Iván Zulueta durante los años 1969 y 1970. Esto es Último grito, una vez más en las pantallas, sin fin, cuenta atrás mientras se apagan las luces y el grito de Tarzán Johnny Weissmüller toma las azoteas de Donostia: ¡Aaaaaa, Aaaaaaaaaa!
Texto de Miguel fernández Labayen (Universidad Carlos III de Madrid):
"'¡Moderno, por fin…!' Así describía una de las crónicas de la época la llegada al segundo canal de Televisión Española, el UHF, de Último grito (1968-1970). Era mayo de 1968, y este magacín cultural nacía con la firme voluntad de hacerse eco de los últimos movimientos en cine, arte, música y cualquier manifestación creadora de tendencias a nivel internacional. Casi cincuenta años más tarde, el espacio ha adquirido unas dimensiones míticas y ha pasado a la historia como el primer trabajo profesional de Iván Zulueta y como uno de los primeros programas en jugar conscientemente con el formato del videoclip. Por tanto, no parece exagerado decir que Último grito es un programa de visionado obligatorio para cualquier persona interesada en la difusión y consumo de las estéticas más transgresoras en España.
Como recordaba hace unos años José María Íñigo, uno de los presentadores de Último grito junto a la texana Judy Stephen, muchas decisiones estéticas del programa se hacían “sólo con el ánimo de molestar, de llamar la atención”. De esta manera, Último grito intentaba romper moldes en la sociedad franquista, tanto a nivel temático como estético. Con una presencia intermitente en la programación nocturna de TVE (casi a medianoche de los martes o los jueves y sin emisiones entre febrero y diciembre de 1969) y en un momento donde la segunda cadena llegaba sólo a algunos núcleos urbanos de la Península, el programa informaba de forma heterodoxa de prácticas culturales como el pop art, la psicodelia, el surf o el cómic, y se incluían piezas muy trabajadas a nivel visual, en las que el montaje, las distorsiones ópticas o la animación estaban al servicio de todo tipo de canciones y artistas, de Frank Zappa a T. Rex.
El arranque del programa ya era una declaración de intenciones. En un dibujo nítido y de trazo limpio, cortesía de Zulueta jimself, vemos y oímos a Tarzán aullando. Por corte, se intercalan imágenes del Rey de la Selva y del James Bond de Sean Connery, mirando seductor a cámara y disparando. Acto seguido, entra en pantalla Jane Fonda como Barbarella, para dejar paso a un gran ¡BANG! de tira de tebeo y el sonido de un disparo. A partir de ahí, y a ritmo del “Let the good times roll”, de Tony Newman, se suceden imágenes de, entre otros, Popeye, La Pequeña Lulú o Lon Chaney caracterizado como el fantasma de la Ópera en la película del mismo título de 1925. Este recorrido audiovisual, verdadero cocktail molotov de la cultura popular occidental, sintetiza a la perfección el espíritu y los contenidos de Último grito.
Impulsado inicialmente por el director bilbaíno Pedro Olea, el programa pasa a dirigirlo el donostiarra Iván Zulueta a partir de su segunda emisión. Zulueta alternaría las funciones de director y realizador con otros dos veinteañeros y compañeros de Zulueta en la Escuela Oficial de Cine: Ramón Gómez Redondo y Antonio Drove. Entre los tres se encargarían de llevar a buen puerto este programa semanal, de unos veinticinco minutos de duración, rodado en celuloide y con un presupuesto casi inexistente. En este sentido, son famosas las declaraciones tanto de Zulueta como de sus colegas explicando la carencia de medios, que les llevaba a romperse la cabeza para solucionar visualmente la imposibilidad de invitar a las bandas extranjeras a tocar en el programa. Los realizadores hallaron soluciones ingeniosas, hasta el punto de que algunas ocupan hoy un puesto destacado en la historia audiovisual española, como es el caso de la versión animada por Zulueta del “Get Back” de los Beatles.
Entre mayo de 1968 y enero de 1970 se emitieron cuarenta y cinco programas de Último grito. Hoy en día sólo se conservan cinco en los archivos de Televisión Española. Así pues, el pase de Tabakalera es una magnífica ocasión, casi única, para acercarse a este espacio rompedor. Las condiciones extraordinarias de esta proyección, en una terraza de verano al aire libre, acentúan más si cabe la heterodoxia y el legado de Último grito en la cultura contemporánea. Seguro que sus creadores estarían felices de compartir con ustedes hits como la libérrima adaptación del cuento de Andersen “La cerillera huerfanita contra Papá Noel” (con Carmen Santonja, posterior Vainica Doble, en el papel de cerillera) o las muy necesarias parodias de películas de la época, como el sketch “La marrullera”, lectura humorística de La madriguera (Carlos Saura, 1969). Que lo disfruten."
Agradecimientos: Blanca de Pedro (Coordinación Institucional y Comunicación, RTVE).
Miguel Fernández Labayen
(Universidad Carlos III de Madrid)
Esta es una de esas cosas que están a punto de no suceder pero que al final suceden y suenan de fondo fuegos artificiales.