El tiempo perdido, María Álvarez, Argentina, 2020, 102'
Mejor Película Argentina del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata 2020.
El 30 de diciembre del año 2017 terminamos la temporada de cine de Tabakalera con la proyección del documental Las cinéphilas, dirigida por María Álvarez; y anunciamos aquel pase como un regalo a nuestro público. La película, primera de su directora, era un homenaje a las cinéfilas del mundo: mujeres jubiladas de España, Uruguay y Argentina que van al cine todos los días y cuyo día a día orbita alrededor de esas películas que se van encontrando en las filmotecas de sus respectivas ciudades. El cine, y el gesto de ir al cine, como parte de nuestras vidas, eso es lo que recogía aquella película.
Pues bien, tres años después, María Álvarez vuelve a nuestra sala con otra película-regalo, con otra película-homenaje. Para el equipo de cine de Tabakalera es muy importante la elección de la primera película del año, la del 1 de enero. Hay en esta decisión de comienzo de temporada un valor simbólico que nos ayuda a definir el camino del nuevo curso. Es siempre un gesto consciente y con forma de alegato y de proclama. “Elegimos esta película, porque esto es lo que somos”, queremos decir.
Vuelve María Álvarez con otro documental que ha estado filmado a lo largo de los cuatro últimos años, y que de alguna forma completa su película anterior: si en aquella las protagonistas eran mujeres que van al cine, en esta, las protagonistas son mujeres y hombres que leen en voz alta. La sinopsis es sencilla: un grupo de personas se reúne desde hace dieciocho años en un bar de Buenos Aires a leer una y otra vez el mismo libro: En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Atravesando sus recuerdos y emociones, con humor, temor y en compañía, el grupo le da a la novela un significado nuevo y personal. En este tiempo en el que lo virtual, las distancias y las pantallas de bolsillo lo han tomado todo, esta película es un oasis y un gesto de resistencia: porque, ¿qué puede haber más revolucionario que un grupo de gente reuniéndose a leer en voz alta una novela de siete tomos y miles de páginas? Hay en ese gesto simple y directo una respuesta al mundo. “Esto es lo que somos”, vienen a decir. Lectoras. Y siguen leyendo, hasta que en un momento, como sucede con toda gran obra, ficción literaria y vida fuera del libro comienzan a entremezclarse. Si alguna vez el arte sirvió para algo, quizá fuera para esto. Esto es una película sobre el paso del tiempo, sobre el miedo a estar solas, sobre la compañía, sobre la alegría del encuentro, sobre la soledad de las ciudades, sobre el humor de la vida, sobre la amargura de lo perdido, sobre la esperanza de la próxima página, sobre el refugio de la literatura y del arte como lugares a los que volver una y otra vez, cuando cada vez quedan menos lugares a los que volver. Dos milagros: que una película nos de ganas de leer. Segundo: que una película nos de ganas de escuchar. Y una tercera iluminación: esta es una de esas películas que uno puede imaginar siendo proyectadas dentro de cien años, quizá en un museo, quizá en un museo del tiempo remoto. “Esto es lo que éramos”, dirá alguien entonces. Mujeres y hombres leyendo despacio y en voz alta en un refugio de la gran ciudad mientras el mudo seguía girando hacia su vértigo.
Mejor Película Argentina del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata 2020.