El tema que guía mi trabajo actualmente es el reino vegetal y animal. La naturaleza en todos sus aspectos es desde hace tiempo una gran fuente de inspiración. A través de mi obra puedo dejar que esta crezca y al mismo tiempo moldearla a la medida de mi propia mano, así como captarla en papel.
Para mí la humanización de la naturaleza es una reflexión, una alegoría de nuestra condición humana. Esa transición —asignar características humanas a seres no humanos u objetos— en mis dibujos es una fascinación para mí que a menudo tomo de mitos y cuentos populares.
Ese simbolismo constituye la base de mi trabajo, en el que intento contar una historia sobre cómo existir en un mundo donde es necesario recrear el misticismo. Experimento la humanización de animales y objetos como un deseo de dar vida a todo lo que hay a mi alrededor. Esa repetición continua se traduce en la narrativa y va acompañada del color, convirtiéndose a la vez en los protagonistas de mis obras.
Además, el tema al que regreso una y otra vez está siempre vinculado a la figura femenina. Esta florece en todo su poder como punto central en mis obras. Sus acciones y rituales (desde el pasado hasta el presente) son, por tanto, una fascinación que tiene sus orígenes a través del libro "La tienda roja" de Anita Diamant.
El proyecto que me gustaría realizar mediante la residencia en Tabakalera responde al trabajo que estoy haciendo ahora, pero a mayor escala. En el último año he regresado al dibujo en papel, pero vería la residencia como una oportunidad para profundizar en mis instalaciones y experimentar más con el elemento interior y exterior y cuál puede ser la función del dibujo en ese contexto. Aquí me pregunto cómo responderá mi lenguaje visual a una técnica que es cualquier cosa menos una superficie en blanco y cómo responderá a ello mi ritual diario de trabajar en un entorno diferente.