Il n'y aura plus de nuit, Eléonore Weber, Francia, 2020, 75’

En esta nueva entrega de A(r)mar la cámara el espectador se traslada a Irak, Pakistán y Afganistán, pero siempre desde el cielo. Eléonore Weber, directora de la película, reflexiona acerca de unas imágenes de guerra, de una cámara/arma y del deseo de ver más allá de los límites, unas fronteras virtuales que le impiden al espectador acercarse a la situación real.  

Una guerra en blanco y negro. Una guerra a través de un monitor. Los pilotos franceses y americanos de Il n´y aura plus de nuit comentan el mapa que ven desde sus aviones. Unos puntos rojos representan a las personas: la cámara térmica les dice lo que está vivo. “En el teatro de operaciones exteriores, borrar las grabaciones constituye un delito, un crimen”, explican al principio de la película. En esta guerra las imágenes son el terreno de acción de quien dispara, son el delito. Es una guerra fría, a distancia. 

¿Cómo confiar en las imágenes que vemos si estas son tecnologías sometidas al poder? Bajo esta premisa farockiana se estudia la hospitalidad de lo virtual frente a la hostilidad de lo real. La distancia con la que observamos la masacre de unas personas nos sitúa en zona de confort de la que nos hacemos responsables al no poder actuar. Escuchando conversaciones de los protagonistas nos convertimos en testigos de la decisión de disparar o no. Estamos sometidos al simulacro de la guerra y nosotros, como espectadores, somos rehenes estratégicos frente a la pantalla de cine.