Still recording, Saeed Al Batal y Ghiath Ayoub, Siria, 2018, 122'

Para la sesión de abril de A(r)mar la cámara salimos de la condición del registro puro, para también reflexionar activamente sobre el papel de las imágenes en un contexto de guerra.

Siria, 2011. Con el inicio de la revolución que pronto desembocaría en guerra civil, Saeed y Milad se trasladan a la ciudad de Douma para seguir el conflicto. Videocámara en mano, Saeed acompaña a sus amigos al frente y filma los combates en primera línea. Sus imágenes muestran una cotidianidad rota por la guerra, donde las fiestas y las bodas se mezclan con el ruido de las bombas y los paisajes de ciudades desoladas. 

A lo largo de cuatro años de guerra, los ideales surgen, se tambalean, a veces se derrumban, las escisiones se multiplican y el desgaste es cada vez más evidente. Still Recording sirve como registro de la desilusión y crónica del sinsentido que va creciendo a medida que la vida anterior se hace más y más lejana. Por eso cobran fuerza, entre los bombardeos, los gestos que se sustraen a la guerra: un tatuaje, una fiesta de cumpleaños, niños pintando un parque; un deportista que insiste en entrenarse entre el fuego y las ruinas, con una obstinación que bordea lo absurdo.

Precisamente, la película abre con una clase de lenguaje audiovisual en la que un grupo de estudiantes analizan Underworld: Rise of the Lycans (2009); película de fantasía/acción hollywoodiana con imágenes superproducidas que pronto contrastarán con la precariedad de una videocámara expuesta al fuego cruzado, donde apenas hay tiempo para encuadrar. Junto a la lucha por el control del territorio, también se despliega una lucha por el control del relato: vemos cómo los grupos rebeldes filman sus vídeos, los editan, los distribuyen. Las nuevas tecnologías traen consigo nuevas formas de filmar la guerra.

En medio de este panorama, Saeed sigue la que tal vez sea su única certeza: “la imagen es la última línea de defensa frente al tiempo”.