Del fuego inextinguible.
“Saber mirar una imagen es, en cierto modo, volverse capaz de discernir el lugar donde arde, el lugar donde su eventual belleza reserva un sitio a una ‘señal secreta’, una crisis no apaciguada, una falla, un síntoma. El lugar donde la ceniza no se ha enfriado”. Didi-Huberman.
El cielo está rojo procede de la manera que Didi recomienda: vuelve a buscar la grieta, el error, la crisis de un fuego no apagado. La ópera prima de Francina Carbonell reabre el archivo judicial del incendio ocurrido en la cárcel de San Miguel (Chile) en 2010 en el que murieron 88 personas.
La inspección de bisturí es fina. Se obsesiona por encontrar, entre la infinidad de material que le brinda un abogado luego de dos años de lucha, la inoperatividad de las llamadas imágenes operativas que se venden como claras, objetivas, transparentes… higiénicas, dice Francina. Son imágenes de las cámaras de seguridad de la cárcel, de los archivos forenses, del reenactment que gestionan los propios departamentos de investigación sobre ese día.
De alguna manera, la película se convierte en un documento más del caso (o viceversa) y nos permite pensar en las posibilidades del cine como herramienta de manifestación y resistencia en un contexto contemporáneo.
Presentado por Vicente del Pedregal, co-guionista y diseñador sonoro del film.
El cielo está rojo procede de la manera que Didi recomienda: vuelve a buscar la grieta, el error, la crisis de un fuego no apagado.