Este retrato forma parte de una serie desarrollada por el artista desde el 2010, que examina la presencia de la diáspora africana en Europa, tanto desde una perspectiva histórica como contemporánea, en referencia a la difícil situación de las personas emigrantes recientes. La finalidad de este retrato en particular, realizado en San Sebastián, era poner de manifiesto la vinculación de la ciudad con el comercio de esclavizados desplazados de África, que contribuyeron a su prosperidad durante un amplio período histórico con su trabajo en las plantaciones sudamericanas, y cuyo rastro pervive todavía hoy. La activista Jeanne Rolande posó para una foto dentro del salón de actos del ayuntamiento de la ciudad. Su postura desafiante implica dos cosas; por un lado, busca legitimar la presencia de las comunidades de emigrantes dentro de estructuras que representan el poder institucional, y, por tanto, su postura regia; por otro lado, su retrato evoca el ritual de duelos como forma de resistencia. Uno de los elementos del retrato es el ramo de plumero de la Pampa que Jeanne levanta con su mano derecha como un arma. El plumero de la Pampa es una especie procedente de las colonias sudamericanas y considerada hoy una especie invasora. Su capacidad para crecer y desplazar las especies nativas es una amenaza que contrasta con su otra capacidad subestimada de descontaminadora de suelos. En un momento en el que descontaminar los suelos es tan urgente como descolonizar las mentes y en el que es necesario, por lo tanto, reestructurar los mecanismos que ejercen poder sobre nosotros de forma inhumana, este retrato condensa las luchas diarias de activistas como Jeanne en una imagen desafiante que, aunque de manera ficticia y simbólica, contribuirá a satisfacer la sed de libertad, derechos sociales y esperanza en las minorías históricamente oprimidas de Europa. —Kiluanji Kia Henda
