La última tierra, Pablo Lamar, Paraguay, 2016, 77’, DCP, VO:ESP
Podemos entender esta película como una continuación natural de Hamaca Paraguaya (2006) de Paz Encina y del cortometraje anterior del director Pablo Lamar, Ahendu nde sapukai (2008), programado en la sesión de cortos de la Universidad del cine.
Volvemos al territorio rural. Volvemos a una película de personajes aislados en el cerro, en la que apenas hay diálogos, pero que aporta una gran riqueza sonora. Podemos volver a hablar también sobre este momento fundacional en el que el cine paraguayo volvió a ser visible y se hizo un hueco en los festivales del mundo.
Una pareja de ancianos vive en un cerro distante. Ella, Evangelina, se está muriendo, y él, Amancio, le acompaña en ese proceso. Asistiremos al ritual de la compañía y al ritual de decir adiós: la tumba, el arroyo, el cuerpo. “Tiene mucho que ver con la pregunta existencial de qué es la muerte y qué es la vida. Van ligadas. Nace de ahí. En la película hay una búsqueda de lo concreto y lo abstracto al mismo tiempo. Se trata de acercarse a esa experiencia. Experimentarla. Verla”.
La película se estrenó en el festival de Rotterdam, donde obtuvo el Premio del Jurado “por el logro artístico excepcional en diseño de sonido”. En el Festival de Cinelatino de Toulouse fue galardonada con el premio descubrimiento de la crítica francesa.
Volvemos al territorio rural. Volvemos a una película de personajes aislados en el cerro, en la que apenas hay diálogos, pero que aporta una gran riqueza sonora. La película se estrenó en el festival de Rotterdam, donde obtuvo el Premio del Jurado “por el logro artístico excepcional en diseño de sonido”.