Total, José Luis Cuerda, Espainia/España, 1983, 52'
José Luis Cuerda cuenta que cuando llevaba muchos años trabajando en Televisión Española, los directivos le pidieron que hiciera una película. Él les propuso varias ideas. Todas eran tragedias y dramas. Pero como Cuerda ya había dirigido Pares y nones, la única comedia que había escrito hasta el momento, TVE quería “una cosa de risa”. El director temió que a partir de entonces estuviera condenado a dirigir solo comedias pero llegó a otra conclusión: “podía hacer algo de risa, pero risa de la mía. Y de ahí surgió el guion de Total.”
Una vez, durante un viaje, vi unas montañas y pensé: «¿Qué pasaría si, a la vista de estas montañas, yo dijese que estamos en Nueva York?».
Lo que quería era, nada más empezar y con absoluta economía narrativa, contar los límites en que se iba a mover toda la película. Y mientras que Agustín González señala una torre de un pueblecito perfectamente identificable como un pueblo español y le dice a la cámara «Londres»; luego señala el rebaño de ovejas que tiene delante, como buen pastor que es, y dice «ovejas». Entre esa cosa tan apegada a la tierra de ver que hay allí unas ovejas y que hay un pueblecito que este hombre dice que es Londres, se produce el transcurso de lo que va a ocurrir la película.
Total abre la trilogía compuesta por Amanece, que no es poco y Así en el cielo como en la tierra. Año 2598. Hace tres días que ha llegado el fin del mundo a Londres, un pequeño pueblo castellano. El pastor de ovejas Lorenzo cuenta los acontecimientos que han anunciado este fin del mundo: las vacas querían ir a la escuela, las gallinas se han convertido en culebras, Doña Paquita se ha aparecido en los lugares más extraños atravesando las paredes.
Además, en la película encontraremos la que Cuerda considera la mejor secuencia que hizo en su vida: la historia de amor en un solo plano, en un solo travelling, con Miguel Rellán y Enriqueta Carballeira. Todas las historias de amor en cine son una convención, está clarísimo. El amor tarda mucho más en fraguar y en irse a hacer puñetas, que es el camino de ida y vuelta que suele hacer el amor. Y yo dije: «Pero si eso se puede hacer en un plano. Empiezan diciendo que se quieren mucho y terminan mandándose a hacer puñetas». ¿Para qué gastar más medios? Los personajes están evidenciando la mecánica cinematográfica, e intentar hacerlo a partir de material perfectamente reconocible, cotidiano, pedestre, es un juego que a mí me interesa mucho, porque me interesa que en el cine, de una manera tan artificiosa como es la del cine, se puedan terminar contando verdades. No la Verdad. Yo no creo en la Verdad. Yo creo en las verdades que juntas y honradamente terminan haciendo una verdad.
Total abre la trilogía compuesta por Amanece, que no es poco y Así en el cielo como en la tierra.