Este proyecto aborda el impacto que tendrá el almacenamiento de datos en el medio ambiente (ahora y en el futuro). Aunque la metáfora de la nube nos haga creer que la información digital es volátil, en realidad está sustentada en enormes infraestructuras físicas que demandan cada vez más energía, agua y materias primas. Compost computacional analiza las arquitecturas de los centros de datos a través de dos dispositivos: un sistema de vermicompostaje alimentado por energía generada por un software de simulación astronómica; y una película protagonizada por el kipu MCHAP 0780 (una máquina calculadora precolombina y un fósil tecnológico que ofrece algunas claves para imaginar otro futuro digital) La pregunta de partida es cómo este tipo de infraestructuras, cuyos recursos existentes ya están al límite, podrán resistir la futura expansión de la inteligencia artificial, el metaverso o el Internet de las cosas. Además, Compost Computacional interroga la relación entre el almacenamiento de datos y la memoria colectiva. Si el crecimiento de los centros de datos es inviable en un planeta limitado, ¿qué parte de este archivo desproporcionado debería considerarse patrimonio digital y transmitirse a las generaciones futuras? ¿Y cómo afrontaremos el duelo de la memoria colectiva perdida en la promesa de la nube? A través de esta combinación de experimentación narrativa y técnica, Compost Computacional examina el almacenamiento de datos, revelando la dimensión política de la infraestructura, el impacto ecológico y cultural de las decisiones de diseño y la necesidad de repensar críticamente las narrativas del futuro digital.