En las esculturas de Sahatsa Jauregi se articulan objetos de distintas procedencias para crear complejos engranajes mecánicos. Cada pieza se trabaja a modo de organismo incoherente, buscando la tensión entre las partes y el todo. Últimamente ha estado reflexionando sobre la experiencia orgánica (cuerpo) y la tecnológica (máquina) en estas esculturas que podrían ser posibles prótesis para cuerpos que se nos antojan desconocidos.
La instalación “La Rueda Perforada” ha sido realizada expresamente para esta exposición, y parte de la inquietud que genera la atracción hacia las imágenes brillantes y su constante reproducción. Las imágenes nos evocan las nuevas fantasmagorías que se replican mediante la acumulación, la opresión, la remodelación y la organización fortuita.
Este imaginario sin centro sitúa al espectador frente a la espiral omnívora y salvaje tras la era Internet. “La Rueda Perforada" es una organización concreta de objetos que han aprendido a sentirse cómodos en esta deriva, algo que nos quiere obligar a detenernos en este flujo infinito.