Workers Leaving The Lumière Factory (1895), de Louis Lumière, se considera habitualmente como la primera película de la historia. La película muestra una vasta masa de personas trabajadoras, principalmente mujeres, saliendo por las puertas de la fábrica Lumière. Según el artista Ho Rui An, los hermanos Lumière escogieron rodar esta escena porque la liberación de las personas trabajadoras de su confinamiento disciplinario en las fábricas resultaba ideal para capturar el movimiento, en el sentido físico del término, igual que la transformación por la que pasan los trabajadores cuando, desprendiéndose de su identidad de clase, dejan la fábrica y retoman sus vidas personales. Como dijo Marx, esto se debe a que la persona trabajadora «se siente en casa cuando no está trabajando y cuando trabaja, no se siente en casa». Aunque las puertas de la fábrica mantienen estos dos mundos separados, el artista constata que las cámaras de seguridad que se utilizan en la actualidad muestran una perspectiva diferente, que le permite al observador ojear dentro del mundo que se oculta detrás de las puertas. Tras un examen de las imágenes de seguridad de una empresa en China, el artista llega a la conclusión de que «no hay mucho que mirar». No hay suficientes trabajadores y trabajadoras saliendo de la fábrica.