La retrospectiva completa que ofrecemos repasará sus cortos, medios y largometrajes y dará muestra de una carrera asentada en grandes festivales como los de Venecia y Berlín.
Paisajes de la sí ficción
Eran los años setenta y Kelly Reichardt recuerda que Miami era una ciudad llena de policías. Las series de televisión mostraban escenas del crimen, flamencos al atardecer, y coches descapotables (Miami Vice), pero la vida de una adolescente con inquietudes artísticas era igual de aburrida que en cualquier otro lugar del fin del mundo. Las clases de fotografía y la luz roja del laboratorio de revelado se convirtieron así en una fortaleza y en un impulso para huir cuanto antes lejos, muy lejos, a los lugares en los que supuestamente sucedían las cosas y la vida. Nueva York por ejemplo.
Una jovencísima Kelly sube al coche, despliega un mapa de carreteras sobre el salpicadero y arranca rumbo al norte por la autopista 95, atravesando bosques y campos cada vez más fríos. La naturaleza y el paisaje formarán parte después de toda su filmografía, por lo que podemos entender este primer viaje como una experiencia iniciática, como una primera película que después se irá revelando en toda su obra.
Imaginemos ahora Nueva York desde la ventana de un coche. Kelly Reichardt observa el skyline y sigue conduciendo, acelera incluso, hasta dejar atrás los rascacielos y terminar en Boston, 211 millas al norte. A veces el destino maneja otras coordenadas y tiempos.
Allí se asienta y descubre el cine, primero en las clases nocturnas de MassArt y después en The Museum School. Descubrir el cine quiere decir descubrir las herramientas y los nombres: el celuloide, la cámara Bolex, el Super 8; Fassbinder, Fellini, Buñuel, Kurosawa. Y entonces sí, con todas esas imágenes dentro, en el verano del 88, Reichardt se muda a Nueva York.
Entramos ahora en un período que podríamos llamar “del underground y de la amistad”, dos de las señas que le acompañarán desde entonces y para siempre. El cine independiente era el cine en el que no había dinero, el cine hecho con amigos, el cine que se parecía a las bandas de música tocando noche tras noche en un bar sin salida de emergencia. Reichardt combina trabajos para pagar su alquiler de fin de mes, con rodajes de bajo presupuesto de directores emergentes. Es cuando conoce a Todd Haynes. Es cuando trabaja en el equipo de arte de su película Poison (1991). Es cuando conoce al productor Ted Hope, que había puesto en marcha la productora Good Machine, y en cuya nómina había nombres como los de Ang Lee, Todd Solondz o Claire Denis. Es cuando el mundo de las bandas como Sonic Youth (Reichardt trabajaba en el mundillo de los conciertos en el local The Labor Board del 611 de Broadway) se cruza con el mundo del cine indie y esa nueva energía revoluciona los años noventa. Es el tiempo en el que el festival de cine de Sundance se convierte en la nueva meca.
La primera película de Reichardt (River of grass, 1993) se estrenó en el festival de Sundance, dónde si no. Recuerda la directora que tardó cinco días en viajar en tren desde Nueva York a Utah porque las vías se habían congelado. Otra vez el viaje, los trenes, las estaciones, las distancias y el paisaje urbano transformándose en naturaleza salvaje.
Pasaron más de diez años entre su primera película y su segundo largometraje (Old Joy, 2006). Ser mujer y hacer cine independiente era eso, no tener la seguridad de poder seguir trabajando.
Durante ese tiempo, Kelly deambula de una casa a otra, duerme en apartamentos de amigos, rueda un mediometraje en Super 8 en Carolina del Norte (Ode, 1999), y después dos cortometrajes (Then a year, 20021 y Travis, 2004), trabajos que considera parte de su formación como cineasta. Comienza también a trabajar como profesora en Bard College, la universidad de artes con vistas al río Hudson y a las montañas Catskill. Reichardt ha contado alguna vez que enseñar es su manera de aprender cine. Es una de esas profesoras que revisan una y otra vez las películas preguntándose dónde está la cámara y porqué.
Año 2006, este es otro de esos momentos clave de su trayectoria. Hay que citar ahora a un amigo escritor que se convertirá en cómplice de toda su carrera como cineasta: Jon Raymond, novelista y escritor de relatos breves ambientados en Oregon, y guionista de gran parte de las películas de Reichardt: Old Joy (2006), Wendy and Lucy (2008), Meek's Cutoff (2010), Night Moves (2013), First Cow (2019). Es el momento en el que la costa modernista de Miami y el ritmo grunge de Nueva York, dan paso al oeste americano; a los paisajes de roca, montañas y bosques del pacífico norte.
Es también cuando Kelly Reichardt asume en su cine toda la tradición literaria del relato breve y de la novela contemporánea norteamericana. La sí ficción, la atención al detalle, los personajes buscando su destino en mitad de un paisaje sin fin, la amistad como intimidad, la intimidad como carretera, las carreteras como diálogo, los diálogos como imágenes, las imágenes como ventanas, las ventanas como biografía, la biografía como cine, el cine como escritura, el celuloide (16mm y 35mm) como caligrafía, y la caligrafía como reverso de las postales que Reichardt ha ido escribiendo a lo largo de sus 27 años de carrera en cada uno de sus siete largometrajes:
“El viaje continúa. Nos vemos muy pronto. Ayer vi un atardecer maravilloso. No te olvido. KR”.
10 de abril, sábado, 19:00
River of Grass, Kelly Reichardt, EUA, 1994, 75'
17 de abril, sábado, 19:00
Old Joy, Kelly Reichardt, EUA, 2006, 76'
7 de mayo, viernes, 19:00
Wendy and Lucy, Kelly Reichardt, EUA, 2008, 80'
22 de mayo, sábado, 19:00
Meek's Cutoff, Kelly Reichardt, EUA, 2010, 104'
29 de mayo, sábado, 19:00
Night Moves, Kelly Reichardt, EUA, 2013, 112'
19 de junio, sábado, 19:00
Certain Women, Kelly Reichardt, EUA, 2016, 107'
26 de junio, sábado, 19:00
Owl, Kelly Reichardt, EUA, 2019, 4'
First Cow, Kelly Reichardt, EUA, 2019, 121'